Dos migrantes originarios de Texcacoac, Chiautempan, identificados ambos con el nombre de Gerardo (padre e hijo), recibieron el último adiós por sus familiares al arribar sus cuerpos en recientes horas a Tlaxcala.
Te recomendamos: ➡️Cumple albergue La Sagrada Familia de Apizaco 12 años de ayuda social
Después de cinco meses de haber fallecido calcinados en la vivienda que rentaban en Tijuana, Baja California, para su familia fue un tormento para que sus restos mortales regresaran a su natal Chiautempan.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
Gerardo padre e hijo salieron de Texcacoac con el sueño de mejores condiciones para su familia, no obstante, un desafortunado accidente -ocurrido en diciembre- provocó que murieran calcinados en la ciudad de Tijuana, Baja California, lo que derivó en un suplicio para la familia.
Los cuerpos de padre e hijo fueron trasladados a la morgue de la Fiscalía General de Justicia de Baja California, por lo que tuvieron que hacerse múltiples pruebas de ADN para identificar sus restos.
No dejes de leer: ➡️Inédita detención de 410 migrantes, en Tlaxcala
Su hija Paola N., de 23 años de edad, fue la responsable de hacer los trámites para que los cuerpos de su padre y hermano de 45 y 20 años de edad, respectivamente, regresaran a su lugar de origen para recibir sepultura de acuerdo a su creencia religiosa.
La señora Genoveva Pérez solventó los gastos del sepelio, que por cada uno de los cuerpos superó los 80 mil pesos.
Más información: ➡️
EL ÚLTIMO ADIÓS
Con una misa de cuerpo presente en la Parroquia de Nuestra Señora Santa Ana, en Chiautempan, fueron despedidos padre e hijo, entre el llanto de sus familiares quienes después de mucho tiempo pudieron inhumarlos.
Sigue leyendo: ➡️Repara Casa Tlaxcala deuda histórica con los migrantes
La música de mariachi afloró el sentimiento de tristeza que por meses ha invadido a la familia de los originarios de Texcacoac.
Como un reconocimiento recorrieron las calles céntricas de Santa Ana Chiautempan, para luego depositar los restos mortales de Gerardo (padre e hijo), en el panteón de San Sebastián Atlahapa, municipio de Tlaxcala, pues el cupo del panteón de Texcacoac ha sido sobrepasado.