A sus 100 años de vida, Bernardina Zecua Muñoz se siente más plena que nunca. La oriunda de San Pedro Muñoztla, Chiautempan, festejó a lo grande un siglo de gloriosa existencia.
El 20 de mayo de 1923 nació “Doña Berna” –como la conocen sus vecinos-, cuyo nombre lleva en honor al predicador italiano, misionero y franciscano San Bernardino de Siena (8 de septiembre de 1380-20 de mayo de 1444).
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La vida de Bernardina Zecua, como la de muchas mujeres de su tiempo, fue difícil ante las pocas oportunidades para estudiar y tener como única opción trabajar en el campo. No obstante, eso no fue impedimento para abrirse paso entre un mundo de marcado machismo.
A sus 27 años, “Doña Berna” procreó a su única hija de nombre Tomasa Cuamatzi Zecua, lo que si bien resultó una dicha, también representó un trago amargo toda vez que a los pocos meses de nacida se separó de su pareja.
Ese episodio es reconocido por pobladores de la comunidad porque Bernardina Zecua dio ejemplo a mediados del siglo pasado de cómo sacar adelante a una hija en brazos, sin el apoyo de un hombre.
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LA MEDICINA LLEGÓ A SU VIDA EN 1962
Apunto de cumplir 40 años de edad y por azares del destino, la medicina llegó a la vida de la incansable mujer.
Fue el médico Cirilo Salamanca (+) quien vio en ella un talento nato para auxiliarlo en labores de enfermería y por ello le ofreció un curso básico, lo que le cambió la vida al convertirse de ahora en adelante en partera tradicional.
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Sus funciones iban más allá de la inyección intramuscular e intravenosa, también acomodaba niños (en embarazos) y daba remedios para enfermedades como la fiebre, tos, dolores de estómago, entre otras.
Para cumplir con su deber, “Doña Berna” llegó a caminar por horas para llegar a los hogares en los que sus servicios eran requeridos, al grado de trasladarse a pie desde su natal Muñoztla hasta diferentes comunidades ubicadas al pie de la montaña la Malinche, entre ellas San Pedro Tlalcuapan, San Bartolomé Cuahuixmatlac, San Pedro Xochiteotla y algunas más de Contla, Tlaltelulco y Santa Cruz Tlaxcala, entre ellas Guadalupe Tlachco y Jesús Huitznáhuac.
Tan solo en su natal Muñoztla, la señora Bernardina trajo al mundo a unos 50 bebés y a otros les brindó los cuidados necesarios para que pudieran nacer sin complicaciones en clínicas hospitalarias.
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Las aliviaba aquí a las muchachas, no les gustaba ir al hospital porque se quejaban de como las trataban y yo las cuidaba bien, aquí tenía medicina y todo para aliviarlas bien, les hacía desde el tacto hasta torniquetes, narró en entrevista en su domicilio.
SU LUCHA SOCIAL
Bernardina Zecua Muñoz se distinguió en su comunidad por participar en el conflicto agrario entre San Pedro Muñoztla con la comunidad vecina de San Francisco Tetlanohcan, entre los años 60´s y 70´s.
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Al provenir de una familia campesina tuvo que defender sus tierras de los “invasores”; incluso, muchas veces a golpes, sin temor a ser detenida por elementos policiacos o militares.
Una señora y yo juntábamos el maíz (así les llamaban a las balas), teníamos que ir a conseguir más porque se acababan rápido… agarrábamos nuestro cuaderno y andábamos de casa en casa pidiendo cooperación para ir a traer el maíz a Tlaxcala donde había donde cómpralo, comentó.
Resaltó la intervención del exgobernador, Emilio Sánchez Piedras, para resolver el conflicto y traer la paz a ambas comunidades que sufrieron innumerables bajas a lo largo de dos décadas de conflicto agrario.
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El problema lo arregló Emilio Sánchez Piedras, porque dilatamos mucho peleándonos las tierras y dijo que era necesario que se acabara el pleito porque ya había muerto mucha gente, pero la gente no cedía, tenía mucho valor, el problema fue muy feo, pero solo Emilio Sánchez Piedras lo pudo solucionar, recordó la señora Bernardina.
SU LABOR RELIGIOSA
La centenaria mujer abordó en la entrevista otro capítulo digno de destacar que y que haber contado en su familia con un tío sacerdote, de nombre Arcadio Muñoz, quien brindó su servicio en San José Chiapa y San Miguel Canoa, Puebla, donde su labor trasciende por las obras de construcción de sus templos.
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Incluso, cuando lo cambiaron de San José Chiapa a Canoa –rememora- la gente le lloró y hasta pidieron al Arzobispo de Puebla que no hiciera ninguna modificación.
“Cuando mi tío llegó a San Miguel Canoa las condiciones del templo eran precarias y eso no le gusto, por lo que empezó a esforzarse para mejorar la iglesia que ahora es de las más representativas de la capital poblana y sus alrededores”, explicó.
CANTA Y BAILA EN SU FIESTA
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Durante su fiesta de este sábado 20 de mayo, “Mamá Bena”, como la conocen su hija, siete nietos y bisnietos, le organizaron un magno festejo que incluyó mariachis, un enorme pastel y degustación de mole, barbacoa y espagueti, entre otros alimentos.
A la convivencia arribaron no solo familiares y amigos, sino también algunas personas que reconocen la trayectoria de la destacada ciudadana por su contribución al mejoramiento y progreso de su comunidad.
BERNARDINA ZECUA FESTEJADA
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Para llegar a vivir muchos años se requiere no fumar, no beber alcohol y alimentarse bien, eso a mí me ha ayudado mucho”
La señora Bernardina Zecua Muñoz recibió capacitación como auxiliar de enfermería, lo que le cambió la vida para siempre al convertirse en partera tradicional.