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Los avatares de nuestro tiempo | El dilema del crecimiento y los compromisos ecológicos – El Sol de Tlaxcala

El orden mundial y las relaciones multilaterales han avanzado al unísono en la definición de una agenda común para la contención del cambio climático, protección del medio ambiente y la mejora de los ecosistemas en el mundo. Han sido varios los instrumentos de carácter voluntarioso y otros más de acción política para lograr el gran propósito de preservar el planeta. Destacan hojas de tura como la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030, que fija una seria de objetivos impostergables para garantizar calidad de vida para las personas en todo el mundo Sin embargo, el año meta está cada vez más cercano y los resultados han sido –en materia de cuidado del medio ambiente– marginales, con algunos casos de éxito y buenas prácticas, pero en la generalidad, poco eficaz para: reducir las emisiones de efecto invernadero, generar políticas para el mejor uso del agua o invertir en la infraestructura para energías limpias.

Al respecto, el documento del “Global Risk Report 2023” hace énfasis en que uno de los mayores riesgos globales es precisamente el retroceso en el cumplimento de los compromisos en favor del medio ambiente. El reporte publicado a inicios de este año habla desde la óptica de los intereses del Foro Económico Mundial. Sobre todo, porque el incremento del riesgo de cataclismos ecológicos en el planeta coloca en riesgo las inversiones y los sistemas productivos del capital. No obstante, se adjudica evidencia suficiente para advertir que el retroceso de los gobiernos nacionales para transitar hacia la generación de energías limpias o más amables con el medio ambiente significará una amenaza real a la lucha contra el cambio climático. Será –acaso– que la fecha tentativa de mejores resultados (el año 2030) se tendrá que postear.

Las causas de que esté ocurriendo el incumplimiento de los compromisos en la materia son muchas y diversas. Destaca la presencia de conflictos geopolíticos, por ejemplo, la guerra ruso-ucraniana, dado que es una las regiones con mayor capacidad de exportación de combustibles fósiles y por tanto los países del resto del mundo han tenido que suplir esa deficiencia coyuntural con la extracción propia. Además, otra de las causas es la confrontación política y comercial entre Estados Unidos y China. Esta última ha situado al resto de los países en un espacio de oportunidad para incrementar sus capacidades productivas e industriales y entonces satisfacer las necesidades de consumo, tanto de EUA como de China, es el caso de México en nuestra región de Norteamérica. Este entorno confrontativo y de incertidumbre ha devenido en el interés, por parte de los gobiernos nacionales, por mejorar su capacidad de autosuficiencia y soberanía energética: por ejemplo, la Unión Europea ha ejercido un gasto de hasta 50 mil millones de euros en inversión destinada a la infraestructura y suministros de combustibles fósiles.

En síntesis, el contexto político y económico internacional no ha favorecido el avance en el cumplimiento de los compromisos internacionales para proteger el medio ambiente. En el caso de México, el dilema entre cuidar avanzar en la agenda climática y medioambiental o aprovechar la coyuntura internacional e incrementar el crecimiento económico, es aún más crítico –o hasta trágico–. El país atraviesa una interesante oportunidad de establecer nuevas industrias con mayor valor agregado en el territorio nacional, empero esa alternativa no necesariamente empata con la posibilidad de ser más responsable en el impacto ecológico y la preservación de los ecosistemas. Sobre todo, porque dinamizar la economía nacional significaría invertir en mayor infraestructura y garantizar seguridad energética, aunque eso implique recurrir a energías fósiles.

En el corto plazo, el mundo tendrá que rediscutir y revalorar las metas y objetivos globales para reducir los riesgos y amenazas que tienen en vilo el frágil ecológico y la preservación. En el caso de México, estas discusiones están directamente relacionadas con el modelo de desarrollo nacional. Estos tópicos deberán estar presentes en el debate político, sobre todo en el contexto actual en el que comienzan a plantearse opciones políticas rumbo a las elecciones presidenciales de 2024.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC

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