Tlaxcala cuenta con un amplio catálogo de edificios históricos, entre los que destaca la Basílica de Apizaco, lugar donde reina Nuestra Señora de la Misericordia.
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Aunque la edificación de piedra labrada es considerada una de las más bellas del estado por su estilo gótico romano, el cuadro de la Virgen se corona como el elemento más importante para los fieles católicos. A continuación, te compartimos algunos datos sobre el origen, la llegada y permanencia de este símbolo de fe a Apizaco.
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El milagro en Rimini
En 1796 el pintor Giuseppe Soleri pintó en óleo la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia en la ciudad de Rimi, Italia. Pero fue hasta el 11 de mayo de 1850 que la imagen ganó popularidad dentro y fuera de la ciudad, pues ese día, según testimonios, la Virgen movió los ojos milagrosamente.
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La llegada a Apizaco
El milagro ocular conmovió al mundo entero, incluido el sacerdote Pedro Pablo Castelli, testigo del prodigio, quien ese mismo año mandó a pintar una copia del cuadro con el artista poblano Francisco Morales. La obra quedó resguardada en la Catedral de Puebla, pero en 1875 fue donada al naciente templo de Apizaco. Desde entonces, la Virgen de la Misericordia es la patrona de la ciudad, donde la celebran cada 11 de mayo.
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El cuadro se pintó de rodillas
Aunque no se sabe la fecha exacta en que se terminó de pintar la imagen de la Virgen que se venera en Apizaco, las crónicas revelan el cariño con el que fue elaborado.
Don Francisco Morales pintó de rodillas el cuadro de la Virgen por respeto a la imagen original en Rimini. Sin embargo, algunos de sus rasgos se adecuaron a la tradición mexicana.
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El robo de la Virgen
Durante el periodo revolucionario, las tropas carrancistas tomaron el templo de Apizaco como cuartel, quemaron el archivo parroquial y robaron el arte sacro. El histórico cuadro e imagen de la patrona quedó en manos de un soldado quien, cansado de llevarlo a cuestas, lo vendió por cinco pesos a una devota apizaquense de nombre Guadalupe García en 1915. Ella lo resguardó en su casa y, heroicamente para los fieles, lo devolvió tres años después al lugar donde hoy permanece.
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Casi siete décadas de la coronación
El 6 de octubre de 1954 se coronó a la Virgen en Apizaco por órdenes del papa. Previo a ello, los devotos vecinos de Apizaco donaron joyas y centenarios para fabricar la corona de 3 kilos de oro.
En aquella ocasión, 60 mil creyentes y líderes ferrocarrileros de México se reunieron para presenciar el importante acto y hacer un juramento que proclamó a la Virgen como patrona.
*Con información de Enrique Arellano Bravo
