El Consejo de Estado chino aseguró hoy en rueda de prensa que “acelerará” la vacunación de los ancianos, uno de los grupos más vulnerables, pero también uno de los más reticentes a inocularse, pero no explicó cómo les convencerá.
En medio de la expectación generada por saber cómo reaccionaría el Gobierno chino tras las protestas del pasado fin de semana contra la política de ‘cero covid‘ y en un momento en que el país sufre una oleada de rebrotes con cifras récord de contagios, las autoridades se limitaron a afirmar que “ajustarán” las restricciones y a incidir en la baja tasa de vacunación entre los ancianos, uno de los grupos más vulnerables.
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Los mayores chinos, que no tenían una sensación de urgencia dados los bajos niveles de contagios en el país durante los pasados dos años, no fueron los primeros en ponerse a la cola para recibir la inyección, al contrario de lo sucedido en otros países.
Algunos gobiernos locales han ofrecido en los pasados meses cupones de descuento, regalos o incluso dinero en efectivo para convencer a los ancianos de que se vacunen.
Así, la Comisión Nacional de Salud anunció un grupo de trabajo para “fortalecer” la vacunación de ese grupo, como “educar en la importancia y los beneficios que tiene inocularse” o la facilidad que se dará para ponerse dosis de refuerzo tres meses después de completar la pauta de vacunación.
Los funcionarios también aseguraron que las fuertes restricciones han dejado “quejas por ser excesivas” y que “todas las localidades deben aplicar estrictamente las normas nacionales” y no tomar la justicia por su mano a la hora de imponer confinamientos.
“Estamos ajustando constantemente las medidas contra el covid“, se justificó el portavoz Mi Feng de la mencionada Comisión durante su intervención en respuesta a una pregunta sobre si el Gobierno está realmente considerando un cambio en la política de ‘cero covid‘.
Mi no dio pistas en ese sentido, pero sí reconoció que los cierres han “afectado” a la “vida normal” de la gente y a su “psicología” además de a la actividad económica, y que “las medidas de prevención no han sido precisas y la información no ha sido suficiente y oportuna, lo que ha causado malentendidos“.
La política de ‘cero covid‘, que consiste en el aislamiento de todos los contagiados, estrictos controles fronterizos, campañas masivas de pruebas PCR y confinamientos donde se detectan casos, permanece vigente desde comienzos de 2020 en el país asiático, a pesar de síntomas de agotamiento entre la población en los últimos meses.
Los residentes urbanos en China llevan desde la pasada primavera sometiéndose a varias pruebas PCR semanales, necesarias para acceder a lugares públicos como supermercados, parques o tiendas y sujetos a la posibilidad de ser llevados a un lugar de cuarentena en cualquier momento en caso de contraer el virus o ser contacto cercano de un infectado, extremo cada vez más probable a medida que el coronavirus se extiende.
Los constantes cierres y las restricciones han llevado al límite la tolerancia de algunos, como han demostrado los disturbios registrados en las últimas semanas en Lasa (oeste del país) o Cantón (sureste), donde los miles de nuevas infecciones diarias han desembocado en cierres de numerosos distritos, contra los que se han rebelado algunos residentes, que derribaron las vallas que delimitaban los barrios confinados.
La situación terminó por provocar el pasado fin de semana protestas en ciudades como Pekín y Shanghái, en la que los manifestantes mostraron su rechazo a las restricciones y mostraron hojas de papel en blanco que representaban su oposición a la censura.
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Después de la rueda de prensa de hoy, algunos internautas expresaron hoy en las redes sociales su decepción con la falta de medidas concretas y pidieron que simplemente se cancelen las cuarentenas y los test masivos.