Los datos históricos muestran que la destilación fue traída por los españoles en el siglo XVI como un proceso exclusivo de su cultura gastronómica; sin embargo, el Servicio Arqueomagnético Nacional de la UNAM descubrió en la zona de Xochitécatl-Cacaxtla ya se ocupaba esta técnica en los años 600 a 400 a.C.
Los investigadores Avto Goguitchaichvill, Juan Morales, Mari Carmen Serra Puche y Carlos Lazcano Arce hallaron hornos en la zona arqueológica que eran usados para destilar mezcal. Dado que la tierra tlaxcalteca no favorece la propagación de agave, la producción no era muy grande ni progresó como después lo haría en otros estados de la república.
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Esto nos muestra que hace dos siglos esas sociedades prehispánicas no eran nómadas ni cazadoras-recolectoras, sino altamente sofisticadas, con conocimientos a la par de los árabes y los europeos, remarcó Goguitchaichvilia en la revista Journal of Archaeological Science Reports.
En 2018, los investigadores encontraron cavidades que al principio pensaron servían para cocer cerámica, pero tras analizar sus características, supieron que eran para cocer cabezas de maguey.
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Cuando se dio a conocer la noticia, se desató una fuerte controversia y negativa por parte de la comunidad arqueológica; no obstante, las evidencias eran claras. Debido a esto, el grupo de expertos decidió profundizar en la investigación, utilizando métodos arqueológicos, etnoarqueológicos, etnohistóricos, químicos y arqueomagnéticos.
De esta forma, en la Facultad de Química y en el Instituto de Química de la UNAM se hicieron análisis de manchas y escurrimientos en los hornos e identificaron piña de maguey quemada. “Fue interesante, pues era difícil detectar material del mezcal, porque es volátil. Sin embargo, hay una ruta de descomposición química para pasar del azúcar del maguey al mezcal, se reprodujo esa ruta y se encontró la evidencia; por lo tanto, no hay posibilidad de error”, enfatizó Lazcano Arce.
El equipo realizó estudios a 35 objetos encontrados en la zona donde el carbono 14 funcionó como método científico para conocer la época en que fueron utilizados.
Los resultados de los estudios revelaron dos posibles intervalos de uso de los hornos: entre los años 878-693 a.C. y entre 557-487 a.C., y al comparar los datos con los registros arqueológicos encontraron que coinciden con la primera ocupación de la zona, por lo tanto, dan mayor certeza a la hipótesis de que fueron usados entre los años 600 y 400 antes de Cristo.
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Los expertos continuarán con sus labores en el sitio, por lo que planean nuevas excavaciones en las que se incluirá al equipo del SAN para obtener una mejor datación de los hornos que pudieran ser encontrados.
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