“Como nos pidió Jesús al enviarnos a anunciar el Evangelio, deseamos a nuestros servidores públicos paz a esta casa (cada ámbito de la sociedad)”, expresó el obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, al dirigir un mensaje a las autoridades civiles durante “La bajada de la Virgen de Ocotlán”.
Como cada tercer lunes de mayo, la apoteótica peregrinación se detuvo frente las instalaciones de la alcaldía municipal de Tlaxcala, en esta ocasión -señaló el Obispo- para agradecer y alentarlas en el trabajo que realizan por el bien común.
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Salcedo Aquino deseó paz en cada familia, cada comunidad, cada municipio, cada estado, cada país y a cada persona sin distinción, ni discriminación.
Al encabezar el recorrido de la patrona de los tlaxcaltecas por calles principales y sitios emblemáticos de la ciudad, destacó que este 2023 la imagen de la Virgen es acompañada de San José, su esposo, pues ellos acompañarán a las familias en el caminar de cada día y también ayudan a construir la familia humana.
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Al retomar las palabras del Papa Francisco, el Obispo sostuvo que la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su estado, municipio o país, que es el de proteger a cuantos viven en él y de trabajar para crear las condiciones para un futuro digno y justo.
“La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad”, expresó.
El máximo jerarca de la Iglesia católica en Tlaxcala aseveró que la paz también es un desafío que busca ser acogido día tras día, y que tiene tres dimensiones.
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“La paz con nosotros mismos rechazando la intransigencia, la ira y la impaciencia. La paz con el otro, con el familiar, el amigo, el extranjero, el pobre o el que sufre, atreviéndose al encuentro y escuchando el mensaje que lleva consigo”, explicó.
Pero también dijo que existe la paz con la creación, redescubriendo la grandeza del Don de Dios, es decir, la parte de responsabilidad que corresponde a cada uno de los habitantes del mundo, ciudadanos y artífices del futuro.
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“La política de la paz que conoce bien y se hace cargo de las fragilidades humanas puede recurrir siempre al espíritu, porque María canta en nombre de todos los hombres, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”, finalizó.
La peregrinación de la Virgen de Ocotlán continuó su recorrido con dirección a la Basílica, en donde culminará esta centenaria tradición católica con una homilía encabezada por el Obispo.
