Muchos mariscos conservan la mala fama de ser tóxicos; particularmente, el camarón es un crustáceo al que se le atribuyen gran cantidad de riesgos. No obstante, los estudios científicos demuestran que la carne del camarón no es peligrosa, lo peligroso es comerlo crudo, sobre todo en verano.
La recomendación de la doctora Tomasa Dolores Gutiérrez, en el blog de la Universidad de Barranquilla, es no consumir camarón o productos de mar crudos, ya que pueden producir intoxicaciones por bacterias que producen algunos organismos parecidos a las algas y habitan el cuerpo de los crustáceos. Durante la temporada más calurosa del año, los virus y bacterias se propagan con mayor facilidad; en ese sentido, resulta imperante utilizar métodos de limpieza y cocción eficientes.
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Dependiendo de la toxina que se pudo haber ingerido, pueden presentarse la intoxicación paralítica, neurológica o amnésica. Este tipo de intoxicaciones se presentan con fiebre mayor de 38.5 grados centígrados, diarrea, náuseas, vómitos, calambres abdominales o erupción cutánea. En estos casos la recomendación es acudir a urgencias de salud.
Por otro lado, hay que evitar el consumo de la cabeza del camarón, debido a su alta concentración de cadmio. Este metal pesado está contenido en alimentos como los champiñones, algas y varios mariscos. Su consumo puede ser nocivo para la salud sobre todo para niños y personas con deficiencias renales que van desde una diarrea hasta posibles daños en el ADN o desarrollo de cáncer, según los especialistas del laboratorio Aconsa.
Lejos de estas preocupaciones, el camarón es un alimento que proporciona vitamina B12, B9 y B3, que apoyan al metabolismo, al sistema nervioso y al sistema inmunitario. Además, aporta un bajo nivel de grasas y calorías, comparado con la carne de pollo, res o cerdo.
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¿Por qué se vende camarón durante todo el año?
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el camarón se produce en altamar y se puede obtener a través de la pesca sustentable en Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Colima, Guerrero, Jalisco, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán.
De igual forma, en nuestro país se practica el cultivo por medio de granjas camaronícolas, de las cuales existen cerca de mil 500 repartidas en diferentes entidades de México.
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El cultivo de camarón se ha convertido en una alternativa para los pescadores tradicionales, quienes han apostado por la capacitación, tecnificación, centros de acopio, laboratorios y otras herramientas que han permitido que los niveles de producción aumenten de manera exponencial.
Gracias a estos métodos, el camarón puede encontrarse a la venta en cualquier establecimiento en cualquier época del año, además la pesca mexicana ha obtenido grandes beneficios tales como posicionarse en el mercado exterior, ya que se cumple con los estándares y normas internacionales. A través de la protección de la reproducción, reclutamiento y crecimiento de las poblaciones de camarón y otras especies.