Si Homero Meneses Hernández le dedicara una canción a su principal adversaria política, sin duda sería esa de La Rondalla de Saltillo que dice: “Wendolyne, se quiebra mi voz al nombrarte, mi mirar se nubla al recordarte…”.
Y cómo no, si la lideresa de la Delegación D-III-1, Wendolyn Amaro Ramírez, nuevamente ha hecho de las suyas al poner a prueba la capacidad y paciencia del titular de la Secretaría de Educación Pública del Estado y de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala (SEPE-USET).
El argumento de la “maestra” en esta ocasión es el presunto “contubernio” con el Secretario General de la Sección 31 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Cutberto Chávez de la Rosa, para entregar las prestaciones de fin de año.
La molestia de la señora Amaro no tendría nada de extraño, de no ser porque existen señalamientos en su contra de que en diciembre de 2021 se le entregaron a ella todos los obsequios para distribuirlos entre sus compañeros (pantallas, pavos y demás artículos plasmados en el contrato colectivo de trabajo), pero presuntamente se quedó con decenas de ellos.
Esa versión cobra fuerza al argumentar que para recibir un obsequio de fin de año y contar con prestaciones, todos los empleados debían tener al menos seis meses y un día de trabajo ininterrumpido, requisito que no cumplían en aquel entonces quienes fueron nombrados tras el arribo de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros al Poder Ejecutivo, el 31 de agosto del año pasado.
En tanto, quienes cerraron el ciclo en el gobierno del exmandatario Marco Antonio Mena Rodríguez y sí tenían derecho a un obsequio de fin de año, jamás fueron convocados para recibirlo.
Es por lo anterior y en aras de transparentar la entrega de obsequios que autoridades educativas y la dirigencia del sindicato acordaron que los obsequios del presente fin de año 2022 se entregaran a través de la Sección 31, a lo que se opone Wendolyn Amaro.
Sin embargo, al exhibir su inconformidad, la representante de la Delegación D-III-1 desconoce a la dirigencia del sindicato al que -le guste o no- pertenece.
Para no darle más vueltas al tema, lo que Wendolyn Amaro pretende con su movilización de ayer (que hasta hoy no tiene acuerdo), es que ella entregue personalmente los obsequios al grupo de 500 personas que lidera.
Pero existe un gran detalle pues olvida que todas las prestaciones ganadas mediante sus denominadas “conquistas sindicales” son adquiridas con recursos públicos presupuestados por el Gobierno del Estado, que anualmente destina más de 50 millones de pesos para festejos de los maestros, que incluyen comidas, bailes, conciertos y hasta la rifa de automóviles o electrodomésticos, por lo que si Wendolyn Amaro quiere andar de “quedabién”, debería comprar con su propio dinero regalos para sus compañeros y no usar el erario para ello.
Por cierto, habría que preguntarle a Wendolyne Amaro por qué no ha dicho que carece de toda representación para entablar negociaciones, pues su cargo se venció hace unos días y el nueve de diciembre pasado tendría que haberse renovado la representación de la Delegación D-III-1, pero al echar mano de trucos y malabares, logró que sus compañeros no se presentaran para nombrar a su nuevo representante y así seguir ella en el cargo.
Sin embargo, es la dirigencia de la Sección 31 del SNTE la que debe nombrar a un interino en caso de no haberse efectuado la elección, por lo que estaría incurriendo en usurpación de funciones, aunque la lideresa presume que tiene cercanía con personajes del partido en el poder y por eso aplica aquella máxima de: “no me vengan a mí de que la ley es la ley”.
RELEVO
Con la muerte del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, el tablero político se mueve rumbo a 2024 y la vecina entidad será laboratorio para saber de qué lado realmente “juega” el PRI como partido opositor.
La Constitución de Puebla establece en su artículo 57, Fracción XIX, que si se da la “falta absoluta” del gobernador electo transcurridos dos años de su gestión, el Congreso deberá nombrar a un “gobernador sustituto”, a más tardar en 15 días.
Para ello se requiere contar con las dos terceras partes de los 41 votos para ello (mayoría calificada), pero Morena no alcanza a tenerla, por lo que tal y como ocurrió con el tema de la Guardia Nacional en el Congreso de la Unión, está en manos del priismo ser una vez más el fiel de la balanza. Al tiempo.