¿Quién no se ha preguntado nunca el sentido de la Navidad? ¿Y si mejor no voy?, ¿y si mejor me compro un regalo a mí? ¿Y si Santa Claus no me trae lo que pido?, ¿Y si la Navidad es diferente este año?
Esta fue la premisa de Calurosa Navidad de 31 minutos, en la que Juan Carlos Bodoque, el conejo sarcástico y despreocupado del programa, se vio tentado a apostar los regalos de sus amigos del noticiero por ganar unos pesos de más en una carrera de caballos. Fue en esta misma línea, que durante todo el espectáculo, 31 minutos nos llevó por un viaje sorprendente, ya que cada que pensábamos que un cliché navideño estadounidense estaba a punto de suceder, los personajes nos regresaban a la realidad acompañados de risas.
Te puede interesar: Regresa 31 Minutos a México con una Calurosa Navidad
Cuando estábamos a punto de ver galletas navideñas, nos sorprendieron con galletas quemadas y una canción cantada por un horno. Una esfera rota en el árbol de Navidad, tramoyos disfrazados de ángeles, la aparición de Rodolfo el remo, un remo de agua con apenas dos ojos y astas, e incluso un muñeco de nieve que se derrite y encuentra salvación en un carrito de helados. Porque este show recuerda que la Navidad en algunos países de Latinoamérica es tan calurosa que requiere de helado, ropa ligera, frutas y ventiladores para ser llevadera. Y que no por no tener nieve es menos divertida.
Ésta vez, 31 minutos volvió a confirmar lo enamorados que están de México y lo enamorado que está México de ellos; el carrito del camotero, los tamales oaxaqueños, un arreglo musical entre Diente blanco y Querida de Juan Gabriel y la mención del partido México- Polonia en el Mundial de Qatar, fueron algunos de los regalos que el noticiero le hizo al público.
Además, el setlist del concierto nos presentó por primera vez la canción Péndulo caótico en vivo. Además de las canciones nuevas que se han agregado al show, los clásicos como La regla primordial, Bailen sin César, Mi muñeca me habló y El Dinosaurio Anacleto, se llevaron el corazón del público. Siendo éste el show en el que más ha participado la audiencia. Niñas, niños, jóvenes, adolescentes, adultos e incluso abuelas con sus nietos, bailaron y cantaron al cierre del espectáculo con el intro del noticiero: Yo nunca vi televisión.
Tan emotivo fue el espectáculo, que al finalizar el show, afuera del Auditorio Nacional, todas las orejas rojas, los peluches de los personajes, las camisetas y las varas con luces hicieron un círculo en las escaleras para cantarle Son pololos a una pareja que decidió comprometerse saliendo del concierto. Confirmando que con el paso de los años, 31 minutos se ha convertido en una familia para el público mexicano.