El Mundial Qatar 2022 dejó una clara lección deportiva y de vida: la de la perseverancia, decisión y creerse en sí mismo para alcanzar la gran meta.
Argentina se llevó por tercera ocasión el máximo premio en el deporte más competitivo de los cinco continentes, y lo hizo en un entorno dramático, de muchas emociones, que en su final dejó un buen sabor de boca por la intensidad y la forma en cómo se resolvió.
Los contrastes rondaron en el duelo entre sudamericanos y europeos, y Leionel Messi cuando aventajaban 2-0 se posicionaba como el rey del futbol mundial, pero con el empate 2-2, esa jerarquía estaba en riesgo; finalmente el triunfo albiceleste le da el último título más importante a La Pulga, que a sus 35 años de edad, mostró un nivel de juego, admirable.
EN TLAXCALA, LO CELEBRAN
La pequeña comunidad argentina, establecida en Tlaxcala, disfrutó del gran momento de Qatar 2022, y alrededor de 30 de ellos, pudieron gritar apasionadamente el título mundial. En Tlaxcala, Apetatitlán y Huamantla, donde radican con sus familiares mexicanos, pasaron un 18 de diciembre de 2022, que nunca olvidarán.
El triunfo compartido con sus hijos mexicanos, identifica y une a las dos naciones, que hay que decirlo, tiene admiradores en países en desarrollo, como Filipinas y Bangladesh, naciones asiáticas donde el apoyo es enorme para los sudamericanos.
FANATISMO Y PASIÓN
El futbol es un deporte que desborda pasiones, pero llegar al fanatismo no es recomendable.
En todos los países hay orgullo patriótico, y esto se ve, como en ningún otro deporte, en el balompié.
Argentina es un país donde el futbol es como una religión, históricamente su liga es de mucha rivalidad, pero su selección es amor y prioridad.
Antes de criticar y cuestionar la coronación argentina, hay que admirar detalles, que los han llevado a ser los mejores del mundo, y me refiero a su determinación por ser los mejores, a su deseo por crecer y así emigrar por calidad al futbol europeo de clubes, desde donde fincan su alto nivel competitivo. Hoy Argentina es el campeón y no queda más que quitarse el sombrero, aplaudirles y felicitarlos por la hazaña. Lo del pisotón de la playera mexicana, en el vestidor argentino, al término del juego ante el Tricolor, fue un acto circunstancial e involuntario de Messi, por ello no debemos hacer grande ese momento, que no va al caso ante el respeto que tiene por nuestro país.
LO QUE VIENE
Aquí en México no podemos quedarnos en las mismas ante una historia de altibajos en el futbol profesional. Nuestra nación tiene una liga que paga muchos millones de pesos a sus jugadores, pero hay vicios que deben acabar a la voz de ya.
México tiene una densidad población, que practica el futbol, muy arriba que Argentina y otros países sudamericanos y europeos, el detalle es que quienes mueven los hilos de este deporte excluyen el talento al no tener un programa, que les dé seguimiento y los lleve a desarrollar al 100 % sus capacidades. Cierto que es la iniciativa privada la que está al frente de la Federación Mexicana de Futbol, pero es tiempo que quienes legislan y el propio Gobierno Federal hagan algo para frenar los intereses lucrativos, que fulminan el progreso de nuestro deporte.