La felicidad de Ana Serradilla no está en lo material, ni en los reconocimientos internacionales; aunque agradece que se destaque su trabajo, la actriz encuentra alegría en las cosas más sencillas como el disfrutar de una buena comida, leer un libro, pintar, convivir con sus mascotas, tener a su pareja a lado, a su familia, pero sobre todo gozar de buena salud para desarrollar su profesión.
Este año, Serradilla cumplió 25 años de trayectoria. Comenzó en melodramas como Mirada de mujer (1997), La vida en el espejo (1999), Cuando seas mía (2001) y Las Juanas (2004), luego saltó al cine con Cansada de besar Sapos (2006), Sexo, amor y otras perversiones (2006), Eros una vez María (2007) y más recientemente El hubiera sí existe (2019) y en el remake de La boda de mi mejor amigo (2019).
Al voltear y ver lo que ha logrado, no tiene otra palabra más que agradecimiento.
“Me siento orgullosa, satisfecha, muy contenta y privilegiada de poder dedicarme a algo que me nutre, que me llena el alma. No es una tarea fácil, la carrera de un actor se compone más de los proyectos a los que les dices que ‘no’ que a los que les dices que ‘sí’ y no es fácil cuando te mantienes y vives de ello.
“Es una carrera de resistencia, de pronto es injusta, puede ser sacrificada, dolorosa, pero también está llena de muchas gratificaciones. Es fascinante; mantenerse es como estar en un maratón que no sabes dónde está la meta y que te tienes que mantener resistente, fuerte, de pronto vas a querer caer, llorar, acalambrarte, pero tienes que continuar”, afirmó la actriz en entrevista.
Su rostro es conocido también por haber participado en Rubirosa (2018) y La viuda negra (2014). Y, si bien ha destacado en varios géneros como comedia, thriller, suspenso o drama, su camino sigue paso a paso, sin perseguir específicamente un personaje, ya que uno de sus gustos es dejarse sorprender por la vida, viviendo el momento.
“No me gusta pensar en qué me falta porque luego, si no se hace es una frustración y creo que los proyectos que llegan y que uno escoge, a los que les dices que no y los que sí, son los indicados. A veces hay que dejar ir proyectos, es tan importante dejarlos ir como a los que a veces uno dice que sí y que pueden ser un desacierto, de esos uno aprende mucho, pero la carrera del actor así es”.
El próximo año, Serradilla cumplirá 45 años de edad, tiene muchos sueños por cumplir, pero la base está en nunca dejar de aprender, ni como persona ni como actriz.
“Un actor nunca deja de prepararse, en el momento en que dices: ‘ya llegué, soy el mejor o ya aprendí todo’, en ese momento te vas para abajo, un actor constantemente tiene que estarse preparando, ser un observador incansable y aprender todos los días de todo porque nunca sabes a qué personaje te vas a enfrentar.
“En esa diversidad radica que no puedes cerrarte, no juzgar los personajes y estar abierto a las maravillas que estos te ofrecen para seguir aprendiendo”, aseguró.
Recientemente, Serradilla estrenó la serie La rebelión, actualmente transmitida por ViX+ y, en la pantalla grande trabajó en el filme El año de la plaga, que se estrenó este jueves y en donde compartió créditos con Iván Massagué, Miriam Giovanelli, Brays Efe, Silvia Abril, entre otros.
El filme aborda la historia de Víctor (Massagué) e Irene (Serradilla) quienes se enfrentan a una plaga inexplicable y que pondrá en riesgo la vida de muchos. Ellos intentarán buscar una cura, mientras tratan de sobrevivir al virus que se esparce poco a poco.
La cinta está basada en la novela de Marc Pastor; hace cuatro vio su trabajo terminado en el Festival de Cine de Guadalajara y en ningún momento se imaginó que la población mundial realmente viviría una crisis de salud como lo sucedido por el Covid-19, lo que, sin duda, cambió la perspectiva de la protagonista.
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“Antes era como ciencia ficción y parecía como algo imposible y ahora digo: ‘¡woow, qué película tan simbólica, tan fuerte, qué contenido tan contundente!’
“Me parece que tiene muchas aristas, está llena de simbolismos y el personaje que interpreto es esta persona que puede espejearse en otros y con la que te puedes dar cuenta que tú eres tu propio enemigo”, dijo.