“Los coheteros aceptamos el riesgo que implica manejar pólvora, pero nos encanta el oficio”, aseveró José Guadalupe Zavala Cova, uno de los permisionarios de Sanctórum.
Puntualizó que alrededor del 80 % de la población de ese municipio se dedica a la elaboración de cohetes, pues los 30 permisionarios registrados en la Secretaría de la Defensa Nacional emplean a familiares como tíos, primos, sobrinos o hijos.
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El riesgo que viven los artesanos, dijo, es equiparable con el de otros oficios y lo aceptan, pues es la única forma de ganarse la vida, pero extreman cuidados para evitar accidentes fatales.
Explicó que en el oficio de la pirotecnia se derivan muchos ramales, pero cuando se menciona pólvora la gente se imagina explosiones o truenos, a pesar de que también existen los de luz, lluvia o zumo.
El manejo de pólvora implica un riesgo, pero no todo es lo mismo, depende la forma de prepararla… aquí en Sanctórum están los castilleros, coheteros y jugueteros, los dos primeros son los que viven mayor riesgo, declaró.
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En el municipio, recordó, son 15 castilleros y cohetetos, los demás se dedican a la elaboración de juguetería, los cuales no padecieron mucho los estragos de la pandemia por Covid-19.
Los más afectados fueron los castilleros porque se evitaron todas las festividades patronales y a los jugueteros casi no les afectó, pues la gente estaba dentro de su hogar y ahí quemaba los juguetes, mencionó.
Zavala Cova resaltó que todos los días se persignan y encomiendan su labor a San Juan de Dios, pues lo consideran el patrono de los coheteros.
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“Yo en el negocio llevo 12 años, desde la secundaria me llamó la atención y empecé con la elaboración, en ese entonces tenía 15 años y ahora tengo 27”
José Guadalupe Zavala Cova, cohetero permisionario de Sanctórum
