Los orígenes de los cementerios de México surgen en los atrios de las iglesias como parte de la educación moral de los fieles para reflexionar sobre su mortalidad y conducir sus acciones, en pos de su salvación eterna.
Es por ello, que en muchos lugares de la geografía cristiana se han conservado cementerios en la misma entrada a las iglesias, o al menos en una zona inmediata, de acuerdo con la historiadora María José Collado Ruiz.
En el caso de Tlaxcala, existen diversos espacios de esta índole, dos de ellos ubicados en la zona del complejo de San Francisco.
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La actual Plaza de Toros Jorge “El Ranchero” Aguilar
De acuerdo con Diego Martín Medrano, director del Museo Regional de Tlaxcala, el conjunto conventual de San Francisco tenía dos atrios: el conocido hasta el momento y el atrio bajo, donde actualmente se encuentra la plaza de toros. En ese espacio se encontraba el cementerio del conjunto.
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Lo que es interesante del atrio bajo es que, sin saber exactamente su forma, tenemos conocimiento de que las escalinatas y las capillas sí forman parte de su estructura más antigua. De ahí se podía subir al atrio alto, donde está la capilla del Rosario y era exclusivo de las élites, explicó Medrano a este medio.
A partir de 1867, ya existía un redondel en el sitio y durante finales del siglo XIX se inició la construcción en forma de Plaza.
La Capilla del Buen Vecino
A inmediaciones del Convento de San Francisco se levanta una pequeña colina de la que se ve casi toda la ciudad de Tlaxcala y los pueblos inmediatos a ella: el templo denominado del Vecino. Su nombre se debe a la existencia de un vecino del lugar que, en 1750 tenía una imagen de un Cristo crucificado, a quien solicitó su mejoría frente a la epidemia de tifoidea que asoló Tlaxcala.
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Fue designado por Fray José Nava y Mora, quien también acuñó una pequeña explanada para sepultar a sus consanguíneos, construyéndose al final de esta área una empinada escalinata que ahora se une a otra de reciente construcción y suave pendiente comunicada con el gran atrio Franciscano.
La primera piedra de este templo se colocó en 1861. Su arquitectura es sencilla, solo tiene una torre y ha tenido reconstrucciones recientes, de acuerdo con Apuntes Geográficos e Históricos del Estado de Tlaxcala de Higinio Vázquez Santa Ana.
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El sepulcro más antiguo en el cementerio es de 1924 y entre las más recientes se encuentran placas que revelan años posteriores al año 2010.
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